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No son canas, es que te han crecido jazmines en el pelo lo mismo que a la flor de la canela.
No son canas, es que la luna, anoche, se enredó en tus sienes dejándose su plata allí olvidada.
No son canas, es la pelusa de las alas de un arcángel, que rozó tu cabeza, cuando esperabas a tus hijos en el alféizar de la ventana.
Sí, son canas. ¿Y qué importa? Si te nacieron en las noches de vela meciendo cunas y cantando nanas. Miguel Calvo Morillo |
miércoles, enero 24, 2007
Tu Pelo Blanco
De Miguel Calvo Murillo
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